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De Pati en Blanco

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COCERSE EN GALICIA Hotel Rural San Jaime

Disfrutar de un cocido con los cinco sentidos no se puede hacer de prisa. Para saborearlo de verdad hay que planificarlo y marcarse un tiempo de holgura, tanto para esperar su ingesta, como para celebrar su digestión. Por eso si se dispone de tiempo, lo más aconsejable es rodearlo de piedra y paisaje, en su antes y después, de paseo y de descanso, teniendo a la naturaleza como invitada de honor, para que los olores y los colores del invierno predominen sobre los ruidos del asfalto que atenúa los sabores. Y esa es la posibilidad que sin duda nos ofrece la opción que elegimos para un nuevo capítulo del COCERSE EN GALICIA, en este caso para representar el cocido de la Provincia de Ourense, el que sirven, con reserva y por encargo, en el Hotel Rural San Jaime, en la parroquia de Tibiás, del Concello de Pereiro de Aguiar, tan sólo a 11 kms. de la capital.

Dos señas de identidad significan los valores de este cocido y su factor diferencial por encima de todo. Me refiero al chorizo ceboleiro y a la cacheira. Son un auténtico espectáculo y sobre todo esta última merece un capítulo aparte, ya que en si misma es motivo suficiente para coger el coche y desplazarte durante una hora para llegar a su encuentro.

Como es habitual las grandes comidas siempre vienen precedidas del boca a boca de los grandes amigos que piensan en ti buscando momentos de encuentro y felicidad en torno a la buena mesa. Este fue la raíz que nos puso sobre la pista del Hotel Rural San Jaime, en una convocatoria de domingo, en donde el clima presidido por la niebla y la humedad de la fina lluvia, se convirtió en un aliado perfecto para volver a COCERSE EN GALICIA.

Para llegar tuvimos que atravesar el núcleo de Ourense y enfilar la carretera de las Tierras de Trives para, a los pocos kilómetros ,ya en el municipio de Pereiro de Aguiar, desviarse a mano izquierda, es decir de la OU 536 a la OU o507, cruzar el rio Lonia y a la izquierda por un paraje frondoso coger la estrada de A Pereira para llegar directamente a la Rúa A Morteira, en donde está localizado el Hotel Rural San Jaime.

Una construcción rústica de piedra, típica gallega, reconstruida con mimo y con detalle, con un interior lleno de sorpresas por la variedad de estancias, 5 habitaciones y tres salones de diferentes dimensiones para comer y organizar comidas entre grupos de amigos, en donde convive un equilibrio armónico entre elementos decorativos modernos con los más tradicionales, aportando un punto de color a la hora de contrastar con la nobleza de la piedra y la madera.

Maestría de Charo en la cocina
Maestría de Charo en la cocina

El toque familiar por el mimo con el que está ordenado todo se respira desde los pequeños detalles en donde, al igual que en la cocina, se nota la mano de Charo y de su hija Paula que vieron cumplir un viejo sueño el día en que decidieron reformar el edificio familiar de la Casa Grande de A Morteira para abrirlo al público como Hotel y pudieron experimentar las magnificas reacciones de los primeros comensales que tuvieron la suerte de estrenar su cocina y su hospitalidad. Ahí empezó su compromiso con las cosas bien hechas y una trayectoria de prestigio, entre otros en el  Club de Golf de Montealegre, avalada por la experiencia y profesionalidad de Charo, de sus muchos años de cocina y por el estilo de su hija Paula a la hora de atender las mesas, hasta hacernos sentir como en nuestra propia casa. Con todos estos avales y un escenario magnifico para nueve comensales, en torno a una mesa redonda, que es la ideal para comer los cocidos, nos dispusimos a dejarnos querer.

No hubo ni calentamiento. La tentación del primer bocado nos la produjo el pan de Cea, compañero imprescindible de toda la comida, para dar paso  al desfile de fuentes y platos. Fuentes convertidas en pequeños escenarios en donde el cerdo, con predominio del lacón compartía gama de colores con el repollo, las berzas y los garbanzos, en una, En otra la ternera (jarrete) rodeaba como una muralla los verdes grelos y las habas. Pero ninguna de las dos, ni en color, ni en sabor, podía deslumbrar a la reina de la mesa, la CACHEIRA. Sí, con mayusculas, porque su textura con un corte fino y equilibrado entre el magro y la grasa, su color brillante y rojizo, y su sabor en donde la curación del humo se respiraba al masticarla, eran inigualables y sobre todo inolvidables. Egoístamente me centré en ella y hasta no pude resistirme a la tentación de introducirla entre el pan de Cea e improvisar un pequeño bocado de dos mordiscos. Sin duda sería un bocadillo merecedor de ganar cualquier concurso, porque es muy difícil encontrar un maridaje tan perfecto de sabor.

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Una cacheira inigualable en corte, color y textura para Cocerse en Galicia

Sin desmerecer para nada y con protagonismo propio también quiero hacer mención destacada de los chorizos, para los cuales se optó por el plato para servirlos, unos , los de carne con garbanzos, y los otros, los cebolleros, con castañas. En esta ocasión yo me incliné por los cebolleros, ligeros en su sabor, sin riesgo a la repetición gástrica, y generosos al explotar en la boca al morderlos, perfectamente acompañados por unas castañas tiernas y viciosas que le aportaban al cocido un toque de originalidad al mezclarlas con el resto de productos.

Nos acogimos a la sugerencia de acompañar los manjares con un tinto Algueira, un mencía de la Ribeira Sacra, de la zona de Sober, muy equilibrado, de taninos suaves, y un toque ahumado en nariz ideal para la Cacheira, servido en una temperatura perfecta que lo convirtió en un compañero inmejorable para todo el recorrido por el cocido e incluso para llegar con él a los postres.

Los postres también merecen un punto y a parte en la cocina del rural, y en este caso como acompañantes de un menú de cocido, fueron muy originales. Primero por lo poco habituales para maridar con un cocido pero también porque representaban enfoques diferentes pero muy coordinados. Un flan casero suave y resbaladizo supuso el cambio perfecto para suavizar el paladar del cocido, después unos hojaldres de coco sorprendentes que nos cautivaron a todos por su exquisitez repostera. Por si a alguien le  había parecido escaso el menú, el tercer postre, el arroz con leche, contundente, disipó todas las dudas.

Un flan perfecto
Un flan perfecto

 

Tan sólo quedaba el toque final del café y de los licores, en donde, otra de las señas de identidad de la gastronomía ourensana volvió a poner su broche de oro, el licor café, espeso y dulce, como un tofe que se pega al paladar. Fue sin duda el mejor compañero para la tertulia de sobremesa.

Tras levantarnos de la mesa aprovechamos para recorrer y conocer todo el Hotel y sus posibilidades de alojamiento y restauración, como una opción maravillosa para organizar un fin de semana con noche incluida, con un programa en el que se puede incorporar la visita a Ourense o  a los Cañones del Sil que está a 30 minutos en coche, para tener la opción de organizar una cena de amigos el sábado, o comida el domingo, porque Charo tiene otras especialidades gastronómicas por las que vale la pena volver para experimentarlas.

En este peregrinar por COCERSE EN GALICIA, la propuesta del Cocido del Hotel Rural San Jaime fue todo un descubrimiento y lo recomiendo para una experiencia entre amigos o familia.

 

 

 

 

 

1 comentario en «COCERSE EN GALICIA Hotel Rural San Jaime»

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