Desde cero al infinito
Una sonrisa en la distancia
de boca abierta
de destellos de luz
sobre el muro de marfiles blancos
donde escondes tu lengua,
allí te busque yo.
Tropecé con el giro
de una mirada
y me hipnotizó el vértigo
de tu silueta
herida de desnudez,
abandonada en un lecho
de sabanas negras
en donde te secuestré,
después de borrar contrastes,
prisionera de la carcel
de un pijama de rayas
con botones de papel.
Subí por la escalera de tu piel
y el viento me enseñó
los efectos del invierno eterno
en las grutas de tu cuerpo
escondido en el calendario
de hojas oxidadas
por el sudor de los
árboles del arrepentimiento.
Desafié sombras
empeñadas en agotar
los plazos del perdón,
en estrechar los márgenes
de los sueños
y renegar de la esperanza
manejando el tiempo
a su antojo.
Sólo me quedó
la rebeldía de
un suspiro en el vacío,
la última oportunidad
de un deseo marchito
que encontró en el
volcán de las palabras
la lava necesaria
para curar las heridas,
para reivindicarse
incorporándonos
al paisaje de la vida
sin fecha de caducidad.
Pati /Julio 2018