ME ENCANTA LA GENTE
Me encanta la gente,
la que me estira,
la que crea esperanza,
la que me inspira,
que me ata a la vida
como su prisionero
con las cadenas
de la más fácil
de las sonrisas.
Me encanta la gente
que me pone a prueba
que se compromete
sin pedirte una moneda
solo para hacer
de su compañía paisaje
el mejor argumento
para organizar el viaje,
a ninguna parte.
Me encanta la gente
que no juzga a nadie,
que deja discurrir el río
sin interrumpir la corriente
y solo utiliza la mirada
para citarte
en la desembocadura
de cualquier bar de enfrente.
Me encanta la gente
que cuando camina
tiene facilidad
para destapar estímulos
en los ojos
de cualquier esquina,
rechazando el espectáculo
de los patíbulos
porque antes de ser verdugo
prefiere transformar
la culpa y los errores
en elementos decorativos
del teatro de la rutina.
Me encanta la gente
desinteresada
transparente de piel,
la que dejar ver su maquinaria
sin esperar nada,
la que pasa por la vida
exprimiendo la esencia
de todos los días,
cargando de alicientes
las despedidas
para no tener
que volver a llorar más.
Me encanta la gente
que es diferente,
que se impone a los tópicos,
modas y debilidades,
que te aporta valor
y está inmunizada
de las dictaduras del color
y de los materiales
con los que se construye el dolor
y se tejen las vanidades.
Me encanta la gente
que respira hondo
que tiene un bosque
en su pulmón,
que se pone del revés
sin ninguna condición,
solo con el deseo
de contagiar,
de repoblar de emociones
todos los montes
para no permitir
que se quemen jamás.
Me encanta la gente
que siendo isla
se siente archipiélago
con los demás,
haciendo de su palmera
un hogar
para escuchar y ayudar
a los náufragos
a escribir mensajes
en una botella,
para que sus sueños
se hagan realidad.
Me encanta mi gente.
Pati/julio 2018