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De Pati en Blanco

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ARANDA, EL LATIDO DE LA RIBERA DEL DUERO

La historia de este fin de semana tan especial la quiero contar desde el final. Cuando habíamos dejado las tierras de Roa, y la majestuosidad del Castillo de Peñafiel se asomaba con esbelted sobre la colina, como un pórtico de despedida de una tierra generosa y fértil, por su uva y denominación Ribera del Duero, pero sobre todo por su gente, con la que establecimos un puente de complicidad y sintonía, desde el primer minuto. Nuestro destino y eje del viaje, Aranda del Duero www.arandadeduero.es/ nos había acogido con los brazos abiertos, por eso la despedida fue, por un lado triste, pero por otro de alegría, por el compromiso de repetir e intercambiar experiencias de amistad únicas entre Galicia y Aranda.

» Tierra fértil y generosa que traza caminos para las vides,

sin horizontes que las acojan

Desprotegida por un paisaje, sereno y reflexivo

de grandes valles y páramos 

domesticados por el cambio cromático de las estaciones,

empapadas por los caprichos del Duero

que las exculpe como un extenso vergel «

En el fondo es lo que tienen los viajes gastronómicos y sensoriales, un descubrimiento recíproco de personas, vidas e historias que hacen los destinos exclusivos, con el sello propio de identidades que se intercambian en escenarios de la vida, y lo más apasionante es tener la suerte de encontrarlos para poder compartirlos y contarlos. Teníamos claro que como una eliminatoria deportiva, nos queda jugar el partido de vuelta, y eso pensamos repetirlo cada año.

DE SANTIAGO AL CORAZÓN DE LA RIBERA DEL DUERO

Habíamos salido de Santiago de Compostela un viernes de primavera, seis amigos en un Clase V de Mercedes cedido para probar por la generosidad de Automóviles Louzao. Nuestra intención era parar a comer en el camino, después de Ourense, y elegimos como opción el Restaurante Novaiño www.restaurantenovainho.es, en Sandiás, después de pasar Ourense, ya muy cerca de Xinzo de Limia. Comímos fenomenal, ensaladilla rusa y ternera asada, un menú casero de 9 € fantástico que supuso un gran impulso para seguir el camino con ilusión y satisfechos por haber acertado con una elección que es muy recomendable para utilizar como parada en un viaje a Madrid.

Majestuoso el Castillo de Peñafiel

 

Después de un trayecto muy agradable por el clima nos adentramos en la Ribera del Duero pasando por Peñafiel y acompañados hasta nuestro destino en Aranda por un paisaje de viñedos, identificados por diferentes marcas de vinos muy familiares, todas ellas de gran prestigio, y extendidas alrededor de una construcción central, el edificio de cada respectiva bodega.

Llegamos al centro de Aranda con el tiempo suficiente para disfrutar de la caída de la tarde en pleno ambiente de fin de semana, para el primer encuentro con el vino, acompañados de un pincho que para mi se convirtió en una tentación permanente y el socio perfecto para el Tinto del Ribera, me refiero al Torrezno, ese trozo de panceta bien adobado que tanto frito como al horno tiene un sabor intenso y provocador. Fue en la Cervecería Cruz Blanca, en pleno corazón arandino, allí nos citamos con nuestros anfitriones e hicimos el preámbulo perfecto para la cena.

DOMINIO DE CAIR: ESTIRPE Y VANGUARDIA

La cena, al igual que la comida del día siguiente, la celebramos en la Catedral del Lechazo de Aranda, en Casa Florencio, de nuestro querido amigo y el mejor anfitrión del mundo, Rafa. Como se trataba de un intercambio de experiencias quisimos llevar Galicia a la profunda Castilla, y los gallegos del grupo, dirigidos por nuestro maestro Pablo, ofrecímos parte de lo mejor de nuestra tierra, una cena de mar y aldea, a base de cigalas y percebes, y de revuelto de setas y chicharrones, con chorizo casero y pan gallego de complementos. El riego lo compartimos con uno de nuestros blancos para el marisco y sus tintos cálidos y profundos, Bosque de Matasnos, entre otros.

Cair, arquitetura moderna y funcional para el Ribera

 

Tras la cena, la copita digestiva de rigor para conocer el ambiente nocturno del viernes en Aranda, muy animado por cierto, por todas las calles del centro histórico, muy agradable para pasear. Ya de retirada, nuestro alojamiento estaba a unos kilómetros de la ciudad y dirigidos por Rafa llegamos al mauseólico destino, nada más y nada menos que íbamos a dormir en una bodega, pero en una bodega de lujo, Dominio de Cair.

Se erigía como una fortaleza en la noche. Una vez dentro, se respiraba y olía el vino, desde su coqueta y sencilla tienda de productos, hasta la decoración y los materiales nobles con predominio de la madera, como los de la estética escalera que nos lleva al pabellón de habitaciones y salones. Y siempre con referencia a sus vinos, desde Tierras de Cair al Pendón de la Aguilera. 

Dominio de Cair es una bodega moderna y vanguardista en su arquitectura, que nace en 2008 fruto del espíritu emprendedor de un soñador del vino Juan Luis Cañas, representante de una familia de cuatro generaciones de empresarios del vino. Una estirpe que nace en la Rioja Alavesa y que ahora se arraiga en el corazón de Ribera del Duero, a 9 km. en la carretera de Aranda a La Aguilera. Su diseño y moderna construcción contrasta con la confortabilidad de sus habitaciones, perfectamente equipadas y con terraza a los viñedos. Un espectáculo de sensaciones en el despertar, con el sonido de los pájaros en el eco de la viña.

PAGO DE LOS CAPELLANES: LA CONSTANTE EVOLUCIÓN

Ya estábamos en la mañana del sábado y nos esperaba una cita con el vino y la bodega, la de Pago de los Capellanes,www.pagodeloscapellanes.com/para conocerla a fondo y catar sus vinos. Situada en la carretera que va a Roa y una vez bordeado su núcleo urbano, se sigue en dirección a Pedrosa de Duero y un poco antes de llegar a mano derecha ya nos encontramos con una construcción sobria y moderna, de color gris oscuro y con forma rectángular.

Viñedos y Copas para la cata. El vino cuatro variedades de Pago de los Capellanes y un Godello

La sencillez y sobriedad del edificio exterior contrastaba con la riqueza del diseño interior. Formas limpias y a su vez cálidas, de transparencia acrisolada para contemplar la viña y su horizonte desde todo su esplendor, como pudimos disfrutar durante la posterior cata. Hicimos un recorrido de rigor, primero disfrutando de una película maravillosa sobre el concepto de la bodega, el vino, la vid y las diferentes texturas de tierra que la acoge. A continuación nos explicaron todo el proceso de elaboración en las modernas cubas y terminamos el recorrido en el corazón de la bodega, en la penumbra del reposo del vino en las barricas, configurando un concepto estético incomparable. Sólo se entiende esta belleza y delicadeza, si detrás hay mucha pasión y sentimiento y en Pago de los Capellanes doy fe que lo hay. Es perceptible en todos los rincones y a base de detalles.

La configuración estética de Pago de los Capellanes para el reposo del vino es única

El punto final lo pusimos con una cata excelsa de sus mejores caldos, desde el más joven al más complejo, pasando por un Godello, Luar do Sil, que producen en el Barco de Valdeorras. un ejemplo más de ese maridaje, de la Ribera del Duero con Galicia. Empezamos por un Pago de los Capellanes joven de 2015, seguimos por el Godello, a continuación volvimos a un Pago con más cuerpo, de 2014, para elevar el listón con dos vinazos, de dos parcelas exclusivas, El Nogal, y El Pisón, los dos de uva 100% tempranillo en suelo arcilloso calcáreo.

CASA FLORENCIO, LA MECA DEL LECHAZO

Nos despedimos de la bodega para volver a Aranda, para juntarnos con nuestros amigos arandinos y disfrutar de la comida que Rafa nos tenía preparada en su bombonera de Casa Florencio.casaflorencio.com/es/inicio/ tomamos un vino para contemplar el ritual de la entrada y salida del lechazo en el horno para abrir boca antes de subir al comedor. Y a partir de ahí fue todo un espectáculo que concluyó en la mejor experiencia de mi vida en cuanto al Lechazo y sus complementos. Nunca había tomado un producto igual, tan bien elaborado y complementado, y con la mejor compañía que podía imaginar y que al final es lo mejor de cualquier comida.

Uno de los mejores maestros asadores del Lechazo, el de Casa Florencio. Para mi el mejor

Empezamos por unos Pimientos asados, de textura muy carnosa y contundente, seguimos por una Morcilla sin palabras, y recuperamos el habla para alabar las Mollejitas rebozadas con boletus que estaban impresionantes. Y de ahí a su majestad el Lechazo de oveja churra, que por supuesto hay que tomar mejor en primavera porque es la época de los mejores pastos. Yo empecé por una tentación que me ofrecieron, un Rabo supercrujiente y sabroso, después pasamos a disfrutar de los Cuartos traseros y los complementamos con unas Chuletillas que se terminaron de hacer en parrilla sobre la mesa. El riego a base de vinos de la Ribera del Duero fue insuperable y yo me quedaría con el Bagús 2014 de Bodegas López Cristóbal.

El postre lo protagonizó un complemento perfecto del menú, una Milhojas con crema, y lo estiramos para rematar el vino con un queso Idiazábal con nueces, que se pegaba al paladar. Nunca había asistido a una exhaltación del lechazo y su sabor tan alta, en donde cada bocado era un mundo diferente de sabor e impecable en su textura. Desde luego el maestro asador de Casa Florencio es un crack y su cocina la Meca para un buen amante del Lechazo.

Después de un gran Lechazo, que mejor que la serenidad del paisaje arandino para disfrutar del descanso

Después de la suculencia la tarde se presentaba de relax y que mejor opción que disfrutar de un digestivo y algunos de un puro, sentados en un porche de casa y disfrutar de una larga tertulia entre amigos, delante de un paisaje apacible y sereno, de árboles tiesos y ordenados en función de la alfombra de verdes y ocres que los sustentaban. Un paisaje que invitaba al paseo antes de que la luna nos enviase señales de que la noche se acercaba y de que algo había que picar. Volvimos al centro de Aranda con la peña,  y unos bocartes, calamares y anchoas, en El Coto, pusieron el punto marino al día y el broche de oro a una jornada única e inolvidable.

REGRESO POR ALLARIZ: O PEPIÑO, OBLIGADO

Al día siguiente, en Dominio de Cair  la luz de la mañana y el sol que no había sido generoso en días anteriores, se desesperezó con fuerza para despedirnos con un gran abrazo a las tierras de Aranda y sus gentes, con el compromiso interminable del retorno.

Mejor celebración imposible, la de O Boi de Allariz en O Pepiño

El grupo de seis amigos gallegos teníamos un largo trayecto de regreso por delante y no quisimos desaprovechar el domingo, por lo que nos dispusimos a afrontar el reto de llegar a tiempo para comer en Allariz, el lugar elegido O Pepiñowww.opepinhodeallariz.com/ourense/. Con la sorpresa de que al llegar a la preciosa villa era el día de celebración da Festa do Boi de Allariz. Nos pusimos a tono con la celebración y disfrutamos de un Jamón de boi, Tortilla de Bacalao y unos Filetiños de boi con pimientos y patatas, maridado con un Godello de Monterrei elaborado para la propia casa de comidas. Todo riquísimo y servido de manera impecable como es el trato del equipo de sala, muy acogedor y afable.

 

Disfrutamos mucho de la comida, del paseo y compras posterior, lo que supuso una recta final del viaje de vuelta llena de recopilación de recuerdos y buenas sensaciones, con el compromiso de repetir formato de viaje, además de siempre a la Ribera y Aranda, quizá también a La Rioja.

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