MENSAJE DE PAZ
Hoy he despertado
de espaldas al sol
acogiendo en tu arena
el desplome
de las olas
que eligieron
aplastar la playa,
en vez de acariciarla,
como de costumbre.
Las paredes de rocas
se colocaron en hilera,
superpuestas,
de una en una,
para adentrarse
mejor en el mar,
con la cabeza erguida
escondiendo las tristezas
de las sirenas varadas
por el desamor.
Eran muros
de lamentaciones
regados
de lágrimas agrietadas
por las ofensas
de los hombres
que peregrinaban
a su encuentro,
como a un santuario,
para pedir perdón.
Engulles el silencio
dominando
el grito de las aves
que no encuentran
justificación
a su vuelo
y cambian fácil
de destino
sin presentar
documentación.
Siempre has dominado
el lenguaje del viento
transformando
el mar en un
lago navegable
donde deslizar
los cuerpos,
para obrar el milagro
de resucitar
las conciencias
de todos los que
se sumergen en ti.
Has heredado
la gama de azules
de tus antepasados,
y ya no sólo
te puedo disfrutar
desde el cielo.
Aspiro a descender
al origen
de tus huellas
y embriagarme
con tus dosis de sal,
convencido que
el sentido
de mi sueño
está en poder
acariciarte cada año.
Estampa frágil,
escenario majestuoso
de peces soprano
que incrustan su eco
en las aristas
de tus laderas.
Estás obligado
a ofrecer al mundo
tu mensaje de paz.
Pati/Agosto 18